Hacer negocios en el extranjero conlleva muchos desafíos que pueden ser más sencillos si nos abrimos a conocer a las personas que tienen una cultura diferente a la nuestra. Según Nicola Minervini, consultor en internacionalización de negocios y autor del libro “Ingeniería para exportaciones”, las empresas no le dan importancia a las diferencias culturales. Esto a pesar de que los expertos afirman que más del 60% de las transacciones internacionales fracasan porque las personas no conocen las diferencias entre culturas.
Nuestro trabajo en Neighbors está cargado de estos momentos de encuentro de manera virtual y también presencial. Así ocurrió una mañana durante el lanzamiento de nuestra última Misión Comercial. Nuestro equipo de consultoras y los representantes de las compañías estadounidenses, para quienes concertamos reuniones en empresas mexicanas, nos conocimos en persona durante un rico desayuno en la colonia Polanco, en la Ciudad de México. Los asistentes a la reunión vestíamos de traje y vestido formal, hablamos brevemente unos con otros, intercambiamos tarjetas, datos, nombres de empresas y algunas palabras.
Sí bien, fue muy productiva esa reunión del lunes, fue un contraste con nuestra visita del día previo al sitio arqueológico de Teotihuacan, a la que fuimos tres empresarios estadounidenses de la Misión, nuestro conductor del auto y yo. Desde esa mañana que salimos a nuestro recorrido dejamos de ser el rostro de nuestras empresas para convertimos en nosotros mismos, sin empresa, sólo cinco humanos con diferentes lugares de nacimiento, idioma, experiencias, costumbres y formas de vivir.
Al llegar al sitio arqueológico me sentí honrada de mostrar a los viajeros que vienen de lejos el lugar donde nacieron los dioses, pero sobre todo sentí más emoción cuando les compartí que más allá de unas pirámides inertes del pasado, las culturas que existieron antes de lo que hoy llamamos México siguen vigentes hoy en día en la palabra, el pensamiento y las personas de los pueblos originarios. El respeto e interés de nuestros visitantes por las culturas de México fueron genuinos.
La tarde se desarrolló caminando por la Calzada de los Reyes, el templo de Quetzalcoatl mientas compartimos reflexiones, palabras, risas y experiencias, me compartieron la historia también de sus lugares de origen y de sus vidas mismas, así fue que poco a poco nos dimos cuenta de que tenemos más cosas en común de las que pensábamos cuando nos conocimos el día del desayuno formal.
Al caer la tarde, comimos en un bello restaurante en el corazón de una cueva a lado del sitio arqueológico, en armonía, entre risas y alegría. Esa tarde fuimos personas y no empresas, y generamos sin buscarlo el inicio de la base fundamental para hacer una amistad y también para hacer negocios: la confianza.
Los datos de Nicola Minervini son relevantes, si recurrimos a nuestro lado humano para sensibilizarnos es posible lograr que las diferencias culturales sean una oportunidad y no una desventaja en los negocios. Abrirnos a conocer otras personas, otros lugares, otras culturas para generar nuevos negocios también es un placer.
—Cynthia Astudillo, Consultora Sr. en Neighbors